Recordando a Mario Benedetti

Friday, December 11, 2009

SIGNOS DE ALBOR






Versos y vientos de homenaje



ROBERTO OBREGÓN


No alcanzó a escribir
su último poema;
sólo pudo, en la noche,
advertir
la grieta ciega que se
abría
y el dolor de todos,
que hizo suyo
a cada hora, en cada
poro.
Y hasta el viento
abismal
oyó su canto.
Otra página, otra
jornada,
extendida en zanjas,
respiros, quetzales,
pasadizos,
que los días quedaron
guardando
para siempre.



LEONEL RUGAMA


Jugaba al ajedrez y creía
--nunca
dejó de creer-- y soñaba
--nunca
cesó de soñar--. De sus
poemas,
que en verdad no fueron
tantos,
se desprenden un aire
libre
y una necesidad de agua
limpia.
Su corazón --se escucha
firme--
saltaba en su pecho y
traqueteaba
libertario. Escribió Túpac,
escribió
Bolívar, escribió Sandino
y escribió
el Che, como quien
convida
una fruta, un camino. Y,
como todos saben,
nunca se rindió.



JAVIER HERAUD


En Lima, en Cañete
y en Chiclayo
siempre se lo recuerda,
también
en Córdoba y en la
húmeda y dura
Buenos Aires. Con
su candor
y su alegría única,
fue
nuestro Rimbaud; o
mejor:
el precoz rebelde
francés
fue el Javier Heraud
que dio
la Europa del febril
movimiento
obrero en la calle.
Los dos
soñaron reinventar
la vida
con sus versos y
entreversos.
Uno cayó de febril
gangrena
en una pierna; el
joven
bardo limeño, a
orillas
del río de la Madre
de Dios,
bajo las balas del
ejército.



JACQUES VIAU


A avanzar y retroceder
aprendió
de su familia que huía
de la muerte
y atravesaba la frontera.
Y aprendió
del llanto, lágrima por
lágrima
y retazo por retazo,
desde
Puerto Principe hasta
los barrios
heridos del áspero dolor
dominicano.
Recibió su herencia con
los brazos
y el aliento, como quien
abraza
un salvavidas, y se
dispuso
a zurcirla como pudo
en la más cruda
y caliente intemperie.
Su aguja
quedó al rojo y sus
hebras
tensadas trazaron un
dibujo
que revela un pueblo
de pie
en dura marcha.



Eduardo Dalter



Signos de albor está dedicado a cuatro jóvenes poetas latinoamericanos, víctimas del terrorismo de Estado que décadas pasadas asoló a casi todo el continente,y cuyos versos aún estremecen y palpitan.

Buenos Aires, 2008.



* Los dos primeros poemas fueron publicados por Casa de las Américas, La Habana, 2009.

Ilustración:http://www.vbz.es/vbz.htm

Wednesday, October 07, 2009

Primeras palabras sobre Cintio muerto

Palabras de Roberto Fernández Retamar tras el fallecimiento del escritor cubano Cintio Vitier: “Su desaparición nos empobrece y a la vez nos exige lealtad a su vasta y luminosa faena”

por Roberto Fernández Retamar

Me pide La Jiribilla unas palabras sobre Cintio, cuando su cadáver está todavía insepulto. Mucho he escrito sobre él, y espero hacerlo más. Pero estas de ahora son las primeras palabras que le dedico después de su muerte. ¿Y por dónde empezar?

Nos conocimos hace cincuenta y ocho años. Yo tenía entonces veintiuno, y él, treinta. Muchas veces pensé que podía evocarlo con el verso de José María Heredia "el amigo más fino y constante". Fue para mí, desde aquel lejano 1951, además de ese amigo, un hermano mayor y un maestro.

No hace mucho ha sido republicado un pequeño libro mío de 1954, al que enriquecí poniéndole como prólogo las generosas palabras con que en 1953 Cintio presentó una lectura de pasajes del libro que leí en el recordado Lyceum de La Habana. No sé si llegó a ver el ejemplar que envié a Fina y él. Fue la última manifestación de mi deuda con Cintio mientras vivió.

Esa deuda no tiene fin. Hace algunos años dije que él era el Presidente de nuestra siempre complicada "República de las letras". Al hacerlo pensaba, naturalmente, en su creación literaria tan personal, tan inconfundible: sus versos, que comenzaron en la adolescencia bajo la luz de Juan Ramón y adquirieron nuevo fuego, según confesó, gracias a César Vallejo y José Lezama Lima, tan diversos y enriquecedores; sus narraciones, sobre todo De Peña Pobre; sus ensayos, entre los cuales sobresalen Lo cubano en la poesía y Ese sol del mundo moral, que muestran con deslumbrante claridad la evolución de su pensamiento, alimentado por su inmersión en el orbe martiano.

Y pensaba también en cómo ha ayudado a configurar el mundo de nuestras letras. En 1948, su antología Diez poetas cubanos, 1937-1947, dio a conocer a un conjunto de admirables poetas que habían trabajado en el seno de lo que María Zambrano llamaría "la Cuba secreta".

En 1952, una nueva antología suya, Cincuenta años de poesía cubana, 1902-1952, ordenó la poesía cubana de la primera mitad del siglo XX. Tras el triunfo de la Revolución preparó, para los Festivales del Libro Cubano que dirigió Alejo Carpentier y ahora están cumpliendo cincuenta años, otras dos antologías memorables: Las mejores poesías cubanas y Los grandes románticos cubanos.

En todos esos casos, y en muchos otros, dejó establecido cánones vigentes hasta hoy en nuestra poesía. Por eso lo postulé Presidente de nuestras letras. Su desaparición nos empobrece y a la vez nos exige lealtad a su vasta y luminosa faena.


Tomado de La Jiribilla


Tomado de La Ventana

Tuesday, September 22, 2009





Prólogo para “Cuentos y des-Duentos”
de Josué Santiago de la Cruz



No cabe duda alguna de que Josué Santiago de la Cruz es el más asiduo y consistente cultivador del relato hiperbreve en Puerto Rico. Transitados por la ironía, el humor (a veces noir) y la paradoja, Su narrativa queda inscrita dentro de una vasta tradición de narrativa hiperbreve latinoamericana e hispana que tiene entre sus cultivadores a Augusto Monterroso, Juan José Arreola, Miguel Gomes, Martha Cerda, Pedro Antonio Valdés, Alfonso Rodríguez Castelao y Joan Perucho, entre otros.
En Cuentos y de-Ccuentos, su segundo libro de narraciones, Santiago de la Cruz ha sabido calibrar bien sus palabras para representar, en tan poco espacio, todo un mundo de acciones y sensaciones. Un hombre que tiene un ataque de risa, un perro que se suicida, un anciano robabancos, una tía pre-moderna, un escritor y político asesinado por su consciencia, un boxeador ahogado de soledad, una disputa entre el sueño y el destino, un personaje que mata a su autor… Estas son algunas de las instancias que nos presentan unos personajes que evaden todo estereotipo y tipificación. Podría decirse que estos personajes son excéntricos, en el sentido más lato del término; puesto que se obstinan por ser de otra manera en el otro lado de las cosas.
Esta impronta fenomenológica es el dominante de esta narrativa hiperbreve, con sus giros sorpresivos y finales inesperados. En ocasiones la prosa es directa; en otras, poética. Sin embargo, a todas estas mininarraciones les transita la palabra incisiva que indaga en la hechura del mundo. De ahí surge un reverso situacional, una sucesión de acciones distintivas y diferenciales que expone los avatares de la vida misma. En ocasiones estas brevísimas historias son deconstrucciones intertextuales de relatos ya conocidos que van de la cultura de masas (Batman, El Llanero Solitario, etc.) hasta la literatura (Don Quijote), pero siempre centradas en el gozo esencial de la palabra narrada. Incluso, hay reescrituras apócrifas de la historia (Cristóbal Colón, Fidel Castro) y de la Biblia (Apóstol Pedro, Moisés) que sorprenden por su novedad.
Relatos como “Simplicio,” “Cabeza de vaca,” “El ahogado silencioso,” “La historia es así,” “Cómo se llama ese abogado?,” “Lectura de viaje,” “Hollywood,” “Catarsis,” “El recurso del miedo” y “El escritor,” entre los más notables, constituyen verdaderas joyas del relato hiperbreve. Su minimalismo narrativo acentúa el dominio de la técnica y el perfecto manejo del lenguaje.

Cuentos y des-Cuentos es un importante volumen que marca un hito en la narrativa contemporánea puertorriqueña por la singularidad de su propuesta, la variedad de sus temas y la construcción verbal.
Con este volumen, Josué Santiago de la Cruz ha sabido trazar una ruta segura en la literatura boricua más reciente, que promete erigirse en un importante paradigma para generaciones venideras.

Prof. Alberto Martínez-Márquez
Departamento de Humanidades
Universidad de Puerto Rico en Aguadilla


Simplicio


A Carlos Iván


Todo le causaba gracia: la gallina picoteando el maíz, el gato cazando al ratón, la gota de agua en el grifo.
Ni el hambre le borraba la sonrisa de los labios.
No aprendió las letras, tampoco las matemáticas. Equivocaba los colores. Pero a todo le inventaba una canción.
Si le gritaban:
«¡Quítate de ahí, muchacho, no seas tan majadero!»
Seguidito entonaba una melodía alusiva.
En el velatorio del padre tuvo un acceso de risa que le duró una semana y cuando la madre lo abandonó empezó a reír de tal manera que daba pena verlo tan contento.

© Josué Santiago de la Cruz


Cabeza de Vaca

A la Dra. Asima Saad Maura


Cuando regresó a la costa, sólo alcanzó a ver las naves adentrándose más y más en el inmenso mar.
Lloró por días su desventura.
Pensó clamar al cielo. Pero recordó que aquellos lugares aún no habían sido descubiertos.

© Josué Santiago de la Cruz


El último vuelo de Superman


“Up in the Sky! It's a Bird! It's a Plane! No...! It's Superman!”

A Daniel Montoly


En la sucursal del Chase Manhattan Bank un hombre vestido de Superman le exigió a la cajera que vaciara las arcas en una bolsa que le entregó:
—Y no se te ocurra llamar a la jara, eh, por-que si lo haces vas a ver lo que te va a pasar.
Ella lo miró con escepticismo. Se trataba de un anciano decrépito, de aspecto melancólico, que de ninguna manera semejaba al imbatible hombre de acero.
Además, tendría que estar fuera de sus cabales, pensó. ¿Acaso no sabrá él que el verdadero Superman murió cuando se cayó de un caballo?

© Josué Santiago de la Cruz


La conversión de Simón


A don Manolo Figueroa (QEPD)



Se encontraba Simón y su hermano, Andrés, tirando chinchorros en el mar de Galilea, cuando se les acercó Jesús, y les dijo:
—Venid en pos de mí, yo os haré pescadores de hombres.
A Simón le puso por nombre Pedro y cuando éste le relató a su mujer lo acontecido, ella se volvió loca.

Chinchorro: Redes de pesca

© Josué Santiago de la Cruz


¿Cómo se llama ese abogado?


Al Lcdo. José Enrique Ayoroa Santaliz


Molesto con su vecino porque a toda hora el sonido del piano y sus continuos gritos no lo dejaban descansar, decidió llamarle la atención.
—¡Esta es mi casa! —gritaba, iracundo, el vecino— ¡Ese es mi piano! ¡Aquel es mi hijo!
Todo terminó con la inesperada muerte del músico que al caer se fracturó el cráneo con una de las patas del pianoforte.
Al hombre lo sentenciaron a una larga condena en solitario, a pesar de que él sólo trató de evitar una agresión.
Años después, a instancias de un joven abogado que logró que reabrieran su caso, fue exonerado.
Cuando estuvo en condiciones de expresar su agradecimiento al hombre que le devolvió la libertad, ya éste se había marchado. Pero dejó una nota que el juez personalmente le entregó:
«Estamos en paz. Gracias. Ludwig van Beethoven»

© Josué Santiago de la Cruz



Cuando cante el gallo I



Al Ing. Carlos Maldonado



Bartolo y Cristóbal eran los únicos habitantes en un lugar tan escondido en la enmarañada selva, que por temor a perderse más allá de sus fronteras, se comieron todos los animales domésticos y las semillas del cultivo, por lo que se volvieron vegetarianos.

Era su único pasatiempo discutir por cualquier nimiedad para no morir de aburrimiento.

―Cuando cante el gallo te voy a matar ―le dijo Cristóbal a Bartolo, al momento que amolaba la hoja de un puñal frotándola contra una piedra.

Aquello le causó tanta angustia a Bartolo que prefirió afrontar los peligros de la jungla, la víbora y el puma, una muerte segura, a morir a ma-nos de su hermano, una vez cantase el gallo. Pero ya bastante adentrado en la zona selvática, dio media vuelta y regresó al claro donde Cristóbal amolaba el arma fratricida.

Lo miró. Le dio las buenas noches y se fue a dormir.

© Josué Santiago de la Cruz




Cuando cante el gallo II



A Maritza Ledée Rivera



En las noches la selva se hace escandalosa. Se multiplican sus voces y el miedo corre libre buscando donde pernoctar.

A pesar de haber vivido desde la niñez en el corazón de la bestia, Bartolo nunca aprendió a convivir con sus latidos. Le causaban sobresaltos sus múltiples palpitaciones, los sonidos provenientes de sus vértebras y su aliento, a veces frío y otras seco y pestilente.

Afuera su hermano afilaba el puñal, tarareando una extraña melodía.

Cristóbal oyó un ruido y miró en dirección a la cabaña. Pero nada vio. Solo los primeros destellos de un sol a punto de despertar…

Bartolo sudaba en el camastro y se quejaba en el sueño.

El ronco cántico de un gallo lo despertó. Luego un batir de alas, violento, y un golpe seco, como una pedrada, abrió la puerta con fuerza.

Bartolo dejó escapar un grito al momento en que su hermano lanzó el ave degollada al pie del camastro y le dijo:

—Tengo hambre.

© Josué Santiago de la Cruz

Thursday, September 03, 2009




Tentativa de soledad


Por mis lados dormidos, siempre en pos de una claridad
he descendido hasta mirarme frente a frente.
Escribo las tristezas sin mi vieja flauta de sombras
mientras en los vasos de vino bebo mis diversos rostros.
Sin llorar despojándome de tantos estigmas mortales
aguardo al alma que fugitiva viene de su pasado
buscando una frente dormida para descender hacia la noche.
Quiero estar solo en mi gran espectro, mis miradas desiertas;
mis cantos me duelen por no terminar en su propio delirio,
apenas reluzco en ellos, apenas voy escurriéndome
como el rocío baja de los ojos de las sombras.
Quiero ser mi propio testimonio, la realidad de mi signo,
Mas ¿qué pueblo inmenso galopa, respira, sufre?
El pecho de raíz turbado está con ajenas substancias.
Vacila esta vena que entra a mi frente desde el crepúsculo
tan vasta como el pasado de fuego de una estrella,
de luz me deja sus señales mas su conjuro no alcanza
que esta frente asila también malignos nudos.
Ah! el alma vuelve a huir con los pies helados del espanto,
adentro mío con cilicio estoy para devolver al día.

Humberto Díaz –Casanueva


(Chile, 1908-1992)

Thursday, August 27, 2009





Tres y trino


Para Sarah Gorby, acompañada
a la guitarra por Jean Bonal.



Tres vecinas en mi cama.
Tres. Tres. Tres.
Giro y giro como un pez.
Tres vecinas. y otra vez.
Corrióseme la persiana.
Desperté.

¡Vana fue aquesta mañana
sin las tres!


José Miguel Ullán Poeta, traductor y ensayista español nacido en Villarino de los Aires, Salamanca, en 1944.Es una de las figuras sobresalientes de la nueva poesía española.Durante su estancia en Francia de 1966 a 1970, siguió los cursos de Pierre Vilar, Roland Barthes y Lucien Goldmann en la École Pratique des Hautes Études. Ha mantenido una gran actividad dentro del periodismo cultural, dirigiendo importantes publicaciones y programas en Radio Nacional de España, Televisión Española , Diario 16 y Editorial Ave del Paraíso.Desarrolló una línea original de poesía visual publicando varios libros de en colaboración con pintores y compositores. Entre sus publicaciones, se cuentan además, «Amor peninsular» en 1965, «Mortaja» y «Antología salvaje» en 1970, «Maniluvios» en 1972, «Visto y no visto» en 1993, «Razón de nadie», «Ardicia» y «Órganos dispersos» en 1994 y «Testículo de Anticristo» en 1995.


Tomado de: http://www.poesiaspoemas.com/jose-miguel-ullan





NOTA: Las ilustraciones son del artista y poeta español, VBZ. Pueden encontrar sus trabajos visuales y excelentes poemas en su página personal en el siguiente enlace: http://www.vbz.es/vbz.htm