Recordando a Mario Benedetti

Wednesday, October 07, 2009

Primeras palabras sobre Cintio muerto

Palabras de Roberto Fernández Retamar tras el fallecimiento del escritor cubano Cintio Vitier: “Su desaparición nos empobrece y a la vez nos exige lealtad a su vasta y luminosa faena”

por Roberto Fernández Retamar

Me pide La Jiribilla unas palabras sobre Cintio, cuando su cadáver está todavía insepulto. Mucho he escrito sobre él, y espero hacerlo más. Pero estas de ahora son las primeras palabras que le dedico después de su muerte. ¿Y por dónde empezar?

Nos conocimos hace cincuenta y ocho años. Yo tenía entonces veintiuno, y él, treinta. Muchas veces pensé que podía evocarlo con el verso de José María Heredia "el amigo más fino y constante". Fue para mí, desde aquel lejano 1951, además de ese amigo, un hermano mayor y un maestro.

No hace mucho ha sido republicado un pequeño libro mío de 1954, al que enriquecí poniéndole como prólogo las generosas palabras con que en 1953 Cintio presentó una lectura de pasajes del libro que leí en el recordado Lyceum de La Habana. No sé si llegó a ver el ejemplar que envié a Fina y él. Fue la última manifestación de mi deuda con Cintio mientras vivió.

Esa deuda no tiene fin. Hace algunos años dije que él era el Presidente de nuestra siempre complicada "República de las letras". Al hacerlo pensaba, naturalmente, en su creación literaria tan personal, tan inconfundible: sus versos, que comenzaron en la adolescencia bajo la luz de Juan Ramón y adquirieron nuevo fuego, según confesó, gracias a César Vallejo y José Lezama Lima, tan diversos y enriquecedores; sus narraciones, sobre todo De Peña Pobre; sus ensayos, entre los cuales sobresalen Lo cubano en la poesía y Ese sol del mundo moral, que muestran con deslumbrante claridad la evolución de su pensamiento, alimentado por su inmersión en el orbe martiano.

Y pensaba también en cómo ha ayudado a configurar el mundo de nuestras letras. En 1948, su antología Diez poetas cubanos, 1937-1947, dio a conocer a un conjunto de admirables poetas que habían trabajado en el seno de lo que María Zambrano llamaría "la Cuba secreta".

En 1952, una nueva antología suya, Cincuenta años de poesía cubana, 1902-1952, ordenó la poesía cubana de la primera mitad del siglo XX. Tras el triunfo de la Revolución preparó, para los Festivales del Libro Cubano que dirigió Alejo Carpentier y ahora están cumpliendo cincuenta años, otras dos antologías memorables: Las mejores poesías cubanas y Los grandes románticos cubanos.

En todos esos casos, y en muchos otros, dejó establecido cánones vigentes hasta hoy en nuestra poesía. Por eso lo postulé Presidente de nuestras letras. Su desaparición nos empobrece y a la vez nos exige lealtad a su vasta y luminosa faena.


Tomado de La Jiribilla


Tomado de La Ventana