Recordando a Mario Benedetti

Sunday, December 04, 2011


Selección corta de poemas

Metamorfosis

Oscuro y enterrado, como búho,
espera en el silencio húmedo,
aplazando la sordidez,
consume murmullo tras murmullo
cada palabra,
como si fuera el último bocado
antes de la metamorfosis.
Aplasta férreamente
las posibles disensiones,
depura lo superfluo
que se antepone al valor mismo
de las cosas, pervirtiéndolas.
Sólo queda lo indescriptible,
aquello que se da por llamar
lo inefable.
Razón de esta búsqueda, este diario
ejercicio de crear la vida
con despojos cercenados a cadáveres.

Daniel Montoly©

Dark side of the moon

Las horas de trasnoches salpican
la boca, los ojos y el olfato,
mientras la ley del plomo
regala como propinas cuatro cadáveres
sobre el cuerpo estéril del pavimento.
Son tres inmejorables versos,
con los que lucho para sacarles a flote
con la fuerza de Jacob,
y con la obstinación de un demonio:
he intentado hacer que suden,
o cuando menos hablen el dialecto de los dioses,
pero alrededor de las ideas giran
mariposas sórdidas irreverentes al destino.
La noche languidece sobre mi alzheimer
y el éxito parece ir desnudo
a buscar otros confines
lejos de esta atmósfera asfixiante,
hedionda a humanos,
tan humanos que se pudren en los vertederos
del óbice nocturno.

Daniel Montoly©

Los mosaicos de Alejandría

A Constantino Kavafis

Iba contigo escarabajo,
y me nacieron alas
en el camino del destierro.
Volé, volé infatigablemente
hasta llegar al precipicio,
antes que aquello se hundiera,
pero el olvido metió sus manos, escarabajo,
y olvidé que la sombra de la esfinge
era yo mismo.

Daniel Montoly©

La soledad de las máscaras

En mi propia soledad encuentro la muerte.
Me veo entre los glaciares ancestros
como pez fluyendo por los siglos
con la boca sin horizonte,
siempre en silencio sobre esta tierra,
asilo impertinente,
casa de diarias preocupaciones
para subsanar la herida de los labios
y el hondo peso de los hombres
encerrados en las trampas de sus personas.

Daniel Montoly©

Con la estación de la torpeza

Vuelve la estación onerosa del desconcierto,
cerca está mirarnos en sus orbes,
siempre absorto hacia la antípoda,
mudos y en calma,
perseguido tenazmente por la inquietud
como animales inaprehendidos,
que se sientan en sus reflejos
a respirar el grueso perfume de la muerte
mientras atónito
exhalan por doquier anagramas ínfimos,
celebrando los golpes propinados por la vida
como buenos masoquistas dóciles.

Daniel Montoly©

Narciso con música

Cercené mis esperanzas con el mismo cristal
que usaba para ver los estragos
dejados por los años en mi cabeza;
al cabo de mirarme la herida expandirse
con la noche por las paredes,
busqué en el fondo mis reflejos
con los ojos coloreados por el amor platónico,
buscando encontrar en la incoherencia
alguna lógica para cruzar el desierto
aunque fuera con la música de mi sombra.

Daniel Montoly©



Daniel Montoly (Montecristi, República Dominicana, 1968) estudiante de la carrera de derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Fue finalista en el concurso de poesía Latin Poets for Humanity, ganador del concurso de poesía de la revista Niedenrgasse y del "Editor's Choice Award" de The Internacional Poets Society. Ha publicado en el Primer Volumen de Colección Sensibilidades (España, Alternativa Editorial), Maestros desconocidos de la poesía contemporánea hispanoamericana (USA, Ediciones El Salvaje Refinado), Antología de jóvenes poetas latinoamericanos (Uruguay, Abrace Editores) y en Jóvenes poetas cantan a la paz (Sydney, Australia, Casa Latinoamericana). El Verbo Decenrrejado (Apostrophes Ediciones, Santiago de Chile) Antología de Nueva Poesía Hispanoamericana (Editorial Lord Byron, Lima, Perú) y en la antología norteamericana: A Generation Defining Itself- In Our Onw Words (AMW Enterprises, North Carolina). Algunos de sus poemas han sido traducidos al portugués, inglés y alemán. Colabora activamente con diversas publicaciones literarias y dirige el blog El Wrong Side, dedicado a la difusión de la literatura hispanoamericana.

Friday, November 04, 2011

Parágrafos del caos


La ciudad permanece elevada sobre
la cúspide de una excusa/ los semáforos no funcionan/
las ratas van de picnic
en plena luz del día/ los perros no ocultan
su naturaleza cuando ven el satélite rojo
orbitar entre las piernas de una chica/
una vez que la noche se desplaza, arropando las esquinas,
los gatos se entregan al placer de la lectura;
poco a poco
arañan las pupilas de las muchachas
con interrogantes perdidas
entre montones de maquillaje/
ellas/ se abalanzan
a mostrar a los turistas, el atractivo de la ciudad
restregándole sus tetas nuevas en el iris/




Ella jugaba
con su perro “Dodo”/ tan en serio
que le hacía el amor/
lo besaba/ lo lamía/
lo peinaba/ lo bañaba, y el perro,
como hombre, al fin,
se prestaba a lo bizarro
de aquel juego/
hasta que su marido
los encontró desnudos en la bañera/
lo tomó del brazo
y lo tiró por las escaleras/
ella ahora no juega/ no come/
no besa/no sabe cómo vivir
sin su jardinero/ ah,
toda la casa está ahora
cubierta con maleza/



Eran tres hermanitos
que nacieron bendecidos por la desgracia
de ser puercos - dijo el padre
a la hijita - uno era tan glotón
como un barrilete/ los otros dos/ pá qué te cuento/
eran tan puercos/ puerquitos/
mi hijita/ tan ellos/ que la gente
no rehusó a comérselos.






al fútbol se llega de culo
pero se juega con el cerebro


Quiero meterte un gol
a las seis de la tarde cuando estemos solos/
cuando no haya portero
ni empleado que pueda vernos
desnudos, jugar al fútbol./
Quiero que te abalances sobre mí
con esa velocidad de febril
mediocampista/que saltes sobre mi cuerpo/
como Maradona/ y después/
sí después/ amor mío/
tumbados sobre el césped
celebraremos por el empate técnico
del juego./





Veo que baja por las escaleras con gafas oscuras/
desaparece dentro del bullicio nocturno/
su sombra/ refugio/

los automóviles se aglomeran/
intentan robar
a la muerte
a la velocidad del semáforo

los ejecutivos bajan de sus oficinas
en sus abrigos Burberry; en la esquina/ un grupo
de jóvenes rescata a Lester Young
de los brazos de Billie Holliday

las chicas dan cuerda a las manecillas del viejo oficio/

en el otro extremo/ el camión de la basura
se acerca con dos sicilianos a bordo/

veo que él vuelve
y sube por la parte oscura de las escaleras/
enciende un cigarrillo y se traga
tres píldoras azules, para ir con la moda/




® Daniel Montoly

Daniel Montoly (Montecristi, República Dominicana, 1968) estudiante de la carrera de derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Fue finalista en el concurso de poesía Latin Poets for Humanity, ganador del concurso de poesía de la revista Niedenrgasse y del "Editor's Choice Award" de The Internacional Poets Society. Ha publicado en el Primer Volumen de Colección Sensibilidades (España, Alternativa Editorial), Maestros desconocidos de la poesía contemporánea hispanoamericana (USA, Ediciones El Salvaje Refinado), Antología de jóvenes poetas latinoamericanos (Uruguay, Abrace Editores) y en Jóvenes poetas cantan a la paz (Sydney, Australia, Casa Latinoamericana). El Verbo Decenrrejado (Apostrophes Ediciones, Santiago de Chile) Antología de Nueva Poesía Hispanoamericana (Editorial Lord Byron, Lima, Perú) y en la antología norteamericana: A Generation Defining Itself- In Our Onw Words (AMW Enterprises, North Carolina). Algunos de sus poemas han sido traducidos al portugués, inglés y alemán. Colabora activamente con diversas publicaciones literarias y dirige el blog El Wrong Side, dedicado a la difusión de la literatura hispanoamericana.

Saturday, October 01, 2011




Arte: La Tierra es un hombre.
Roberto Matta





La Rosa de Gil de Biedma


“No es el mío este tiempo”
Jaime Gil de Biedma

“Llegó un tiempo llegó un tiempo en que es inútil morir”
Carlos Drummond de Andrade


Viví para confesar ante los detractores
el bárbaro espectáculo
de mi inocencia;
para llorar por la niñez
arrancada del útero materno
en la plena luz del maduro ocaso.
Igual de brusco
fue gritar más allá del cauce,
después del cansancio.
La eternidad
me sedujo al sueño
y mi piel se hizo innombrable
a las rosas metálicas,
como también,
al avaro perfume de mis sepultureros.

® Daniel Montoly


Vejez


Te hablo a ti, piedra del sacrificio
con la ira elemental
que dan los años.
¿Por qué te has hecho inmune
a mis dolores?
¿Acaso no ves, ni sientes,
cómo ante tus pies
he muerto
tantas veces? Y tú, vaca apacible,
pastando en el silencio
te conformas
con que haya un cielo
que acoja tus bramidos.

® Daniel Montoly


Vorágines

(I)

La voz del hombre se insurrecciona
ante el silencio de lo innominado
y rompe con los receptáculos
de su obediencia ciega
a lo perenne,
y exige a cambio
algún gesto de ternura
para seguir con el papel dócil de mascota
en lo que ha sido su larga servidumbre.


(II)


Por mis descuidos son suyas las columnas.
Ella regresa con el cansancio
reflejando su ira con férreos puños,
y hace patente su designio sombrío
mistificando su origen,
con el implacable desfile de los ataúdes
ante la orfandad de mis párpados.


(III)


Fue la inquebrantable desnudez de sus palabras
la que hizo sonar el cántaro,
óbolos del origen
por la infracción de la memoria colectiva
al no plegarse al linaje de sus altares,
sacrificándole sus hijos
para que vivieran sus dioses de sangre y barro
con sus célebres cantos profanos.


(IV)


Me levanto del lazo visual del abandono
para rescatar mi imagen del fondo del abismo,
cuestionado por el desasosiego
pero imperturbable.
Con las mejillas de cara al sol
y la espalda hundida en la tiniebla,
descenderé por la inexorable escalera
para borrar la sombra de las alas
tatuada por los siglos y por “los heraldos negros.”
Una mañana nacerá como un verde opúsculo
de las pisadas de los sueño.


(V)


Me nace una mariposa entre los dedos,
vuela celeste por los márgenes
y vuelve antes de caer la oscuridad
a posarse en su péndulo.
Liberada del cautiverio de mi sombra,
bate sus alas con la brisa,
y vuela, como un opúsculo del polvo
algún punto en la circunferencia...


® Daniel Montoly

Daniel Montoly (Montecristi, República Dominicana, 1968) estudiante de la carrera de derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Fue finalista en el concurso de poesía Latin Poets for Humanity, ganador del concurso de poesía de la revista Niedenrgasse y del "Editor's Choice Award" de The Internacional Poets Society. Ha publicado en el Primer Volumen de Colección Sensibilidades (España, Alternativa Editorial), Maestros desconocidos de la poesía contemporánea hispanoamericana (USA, Ediciones El Salvaje Refinado), Antología de jóvenes poetas latinoamericanos (Uruguay, Abrace Editores) y en Jóvenes poetas cantan a la paz (Sydney, Australia, Casa Latinoamericana). El Verbo Decenrrejado (Apostrophes Ediciones, Santiago de Chile) Antología de Nueva Poesía Hispanoamericana (Editorial Lord Byron, Lima, Perú) y en la antología norteamericana: A Generation Defining Itself- In Our Onw Words (AMW Enterprises, North Carolina). Algunos de sus poemas han sido traducidos al portugués, inglés y alemán. Colabora activamente con diversas publicaciones literarias y dirige el blog El Wrong Side, dedicado a la difusión de la literatura hispanoamericana.

Tuesday, September 13, 2011

TRES MUNDOS

En Wall Street
el silencio suele usar lentes de color verde/
las nubes especulan
con la ambigüedad de las influencias
del clima;/ los edificios sufren
del hongo de las filtraciones/
a pesar de que nunca llueve
sobre la bolsa de los magnates
que controlan las riendas
del Tercer Mundo/ En Wall Street
los perros llevan collares Gucci/
diamantes/ aretes de oro y
camisetas Armani/
sus dueñas rentan a chicas filipinas
y tailandesas para que
les alivien el estrés con
masajes eróticos/





VOYEUR

Veo que baja por las escaleras con gafas oscuras/
desaparece dentro del bullicio nocturno/
su sombra/ refugio/

los automóviles se aglomeran/
intentan robar
a la muerte
a la velocidad del semáforo

los ejecutivos bajan de sus oficinas
en sus abrigos Burberry; en la esquina/ un grupo
de jóvenes rescata a Lester Young
de los brazos de Billie Holliday

las chicas dan cuerda a las manecillas del viejo oficio/

en el otro extremo/ el camión de la basura
se acerca con dos sicilianos a bordo/

veo que él vuelve
y sube por la parte oscura de las escaleras/
enciende un cigarrillo y se traga
tres píldoras azules, para ir con la moda/




CLARIVIDENTE


Ella/ entra en él para no dejarlo salir nunca/
pero él jamás entra en ella./

Ella se hace forma./
Mira sobre sus pies/ sorprendida/
resplandece con un brillo oscuro/
que ilumina sus ojos ciegos./




Three O'Clock insomnio

A esta hora/ Inés/
las flores despiertan/ el lechero
pasa a dejar la leche/ los perros ladran/
los ladrones dan sus últimos golpes/
los adictos se sacuden
la sobredosis
de la noche anterior/ y yo/ aquí,
melancólico, como perro vagabundo
no termino por desprenderme de tu sueño/
intento arrancarle a las sábanas
las últimas gotitas de tu ADN/ pero me cuesta/
porque de científico
nada/ pero de pendejo lo tengo todo/
porque ¿quién me mandó
a enamorarme
de una “supermodel”?/

©Daniel Montoly

Daniel Montoly (Montecristi, República Dominicana, 1968) estudiante de la carrera de derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Fue finalista en el concurso de poesía Latin Poets for Humanity, ganador del concurso de poesía de la revista Niedenrgasse y del "Editor's Choice Award" de The Internacional Poets Society. Ha publicado en el Primer Volumen de Colección Sensibilidades (España, Alternativa Editorial), Maestros desconocidos de la poesía contemporánea hispanoamericana (USA, Ediciones El Salvaje Refinado), Antología de jóvenes poetas latinoamericanos (Uruguay, Abrace Editores) y en Jóvenes poetas cantan a la paz (Sydney, Australia, Casa Latinoamericana). El Verbo Decenrrejado (Apostrophes Ediciones, Santiago de Chile) Antología de Nueva Poesía Hispanoamericana (Editorial Lord Byron, Lima, Perú) y en la antología norteamericana: A Generation Defining Itself- In Our Onw Words (AMW Enterprises, North Carolina). Algunos de sus poemas han sido traducidos al portugués, inglés y alemán. Colabora activamente con diversas publicaciones literarias y dirige el blogThe Wrong Side, dedicado a la difusión de la literatura hispanoamericana.




Nota del autor del blog: Los trabajos visuales que acompañan esta antología breve son del famoso artista y fotógrafo vasco, Álvaro Antón.

Wednesday, September 07, 2011


MEMORIAS DE UN TRAFICANTE DE JUAGUARES





Arte: Álvaro Antón

Escribir un verso, es como salir de caza

Autor anónimo


A medida que envejezco,

la selva se hace más densa.

Me levanto temprano

y espero que algún jaguar

quede atrapado en mi optimismo.

Pero la inteligencia,

es la más negligente consejera

en este salvaje rompecabezas,

porque los jaguares, fieras impredecibles,

conocen mejor las manías del cazador,

que el cazador a ellos.


INTERSTISIO


Voy a rozar su cuerpo con cada yema,

o con la raíz,

que los dientes del tiempo

no lograron arrancarme

ya que ella se desnudó ante mí, como beso

interminable en noche oscura;

y antes de ponerse el día

me hizo suyo, y yo la hice mía;

y con el ansia de mis dedos, sumidos

por sus temblores,

nos abocamos al pacto de volvernos uno.

Las máscaras ahogaron nuestro secreto,

y la efímera redención de los sentidos,

jamás nos eternizó como este instante.


LA NOCHE POSEE UN CUERPO


Es la noche, infinito cuerpo gitano

sumido en desvelos,

por cuyos misterios elementales

escapan, sonrisas silentes

con estrellados ojos de pez;

y al otro lado del círculo,

en retroactividad,

violines irrumpen el camposanto

con arpegios de viudas.

Sus labios, seducidos por el dolor,

golpean el éter con su lengua.

Pero son sus manos

las que ahogan ataúdes tristes.

Las córneas alucinógenas

recorren las aguas de medusa

al disparar veinte salvas por el muerto.


LA VIEJA CASA DE LOS ABUELOS


Entrar en esta casa, es como caer bruscamente

en una oscura meditación.

Después de abrir los ojos

descubres que eres alguien

extraño a ti mismo.

Los muebles antiguos, dispersos

por sus esquinas alegóricas

y tristes, testimonian

el odio del tiempo hacia las cosas.

La lámpara te mira, y al mirarte,

descubre que los ojos de su niñez

te sonríen ingenuos y ves en ellos,

niños jugando en un jardín

de rosas secas y rostros góticos.

Recorrer esta casa, es abrir tu estómago

a la incertidumbre; descifrar tus miedos

en sus paredes con los dedos.

Siempre con el atardecer se mete en mí

a seducirme, como un ladrón a los objetos,

como una amante bajo las sábanas.

Doy de comer a sus pájaros azules,

riego con agua sus muebles y sus esquinas,

siembro plantas en sus paredes,

pero ella continúa siempre insatisfecha.


BUEYES INVISIBLES


Los árboles visten velos de novias vírgenes

en sus ramas acicaladas, y la multitud

de ojos que los siguen

rezan avemarías

rescatadas de los concilios apócrifos

en sus troncos, ásperos

como los rostros circundantes

que desdibujan el torpe dolor,

al mirar dentro del ojo existencial,

la transitoriedad de la vida.

Los árboles se han vestido con smokin

para despedir jaurías

de impetuosos bueyes invisibles.

Será al anochecer

cuando a lo largo, y a pesar

de la barbilla del invierno inmisericorde,

los vagabundos se reúnan

a contar las bajas sufridas por su ejército.


AMAZONAS


… es en verdad: La implacable voz

de esa actitud espartana

la que nos gobierna.

Han muerto en la carne

los insectos rojos.

En los campos, los cadáveres

desafían al sol,

pescando con sus bocas hediondas

insectos, pájaros incautos,

y uno que otro humano

curioso por ver los halos de los muertos.


Daniel Montoly©

Monday, August 22, 2011


Un homenaje no apto para solemnes

Actualidad de Oliverio Girondo, cuando se cumplen 120 años de su nacimiento este miércoles 17 de agosto, “uno de los pocos autores argentinos del siglo pasado que siguen produciendo lectores y nuevas miradas acerca de sus escritos”

por Silvina Friera

“Ningún prejuicio más ridículo que el prejuicio de lo sublime”. Oliverio Girondo cumplió este mandato del epígrafe de Veinte poemas para ser leídos en el tranvía (Tajamar editores), libro fundacional de las vanguardias latinoamericanas, cuya edición facsimilar se edita por primera vez con las diez ilustraciones originales del propio poeta, coloreadas por Charles Keller, justo cuando se cumplen ―este miércoles 17 de agosto― 120 años de su nacimiento.

La presentación de esta especie de “octava maravilla” literaria es como asistir, salvando las distancias, a la restauración de la Capilla Sixtina, según plantea el investigador Martín Greco. La efeméride redonda es caldo de cultivo para numerosos homenajes que deberán sortear el tinte solemne y a veces excesivamente académico, auténticas patadas a los ojos o al “estómago ecléctico” de la estética girondiana. “Yo no tengo, ni deseo tener, sangre de estatua. Yo no pretendo sufrir la humillación de los gorriones ―escribió Girondo en un prólogo destinado a la posteridad―. Yo no aspiro a que me babeen la tumba de lugares comunes, ya que lo único realmente interesante es el mecanismo de sentir y de pensar”.

El hombre que rompía sus papeles, como lo definía Raúl Gustavo Aguirre, ese espíritu iconoclasta con aire juguetón y cosmopolita, trabajó arduamente, con ese afán perfeccionista que lo caracterizaba, en Veinte poemas para ser leídos en el tranvía. Garabateó y desechó borradores y manuscritos durante años, alrededor del mundo, hasta poder rescatar un puñado de poemas y dibujos. Su primer libro apareció en Francia a fines de 1922 ―el mismo año en que se publicó Trilce, de César Vallejo―, en una edición de semilujo de mil ejemplares numerados, pagada por el propio autor.

Al año siguiente, Girondo regresó a Buenos Aires, trayendo en el barco cajas y cajas con su poemario. Como una bocanada de aire fresco en medio de un ambiente rancio, el poeta arrimó, además, las novedades de la poesía francesa a nuestro país.

“El libro tuvo bastante repercusión entre artistas e intelectuales ―subraya Martín Greco, especialista en la obra del poeta, a Página/12―. Una de las críticas más divertidas de la época la escribió Ramón Gómez de la Serna, que cuenta cómo leyó realmente el libro en un tranvía de Madrid, pidiendo boleto hasta el último poema. Al final, dice, pagó el boleto de vuelta para poder releer el libro. La idea de que los poemas tenían que ser leídos en el tranvía era una declaración más poética que práctica. La verdad es que el libro era grande, grandísimo, difícil de maniobrar en un tranvía”.

El primer poemario de ese “niño bien” lubricado por el arte de la provocación tuvo una segunda edición de bolsillo, publicada por el periódico Martín Fierro (1925). “No tenía la calidad del original; el papel era rústico, las ilustraciones eran en blanco y negro, pero sirvió para darle al libro una difusión casi masiva”, recapitula Greco, escritor, guionista de cine y docente en la UBA y el IUNA.

“Girondo le agregó, como prólogo, una carta a Evar Méndez y otros amigos, que es toda una declaración de principios de la literatura de vanguardia. Allí dice que la poesía es más que nada una nueva forma de percepción de la realidad: se pueden encontrar poemas tirados en una escalera, en la calle, y el poeta los recoge ‘como quien junta puchos en la vereda’...”. Las chicas de Flores ―las de antaño como las que se criaron y vivieron en ese barrio― serán eternamente girondianas. Siempre tendrán, gracias al poema ‘Exvoto’, “los ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino”.

El último párrafo del prólogo es un gran manifiesto rupturista.
    Lo cotidiano, sin embargo, ¿no es una manifestación admirable y modesta de lo absurdo? Y cortar las amarras lógicas, ¿no implica la única y verdadera posibilidad de aventura? ¿Por qué no ser pueriles, ya que sentimos el cansancio de repetir los gestos de los que hace 70 siglos están bajo la tierra? Y ¿cuál sería la razón de no admitir cualquier probabilidad de rejuvenecimiento? ¿No podríamos atribuirle, por ejemplo, todas las responsabilidades a un fetiche perfecto y omnisciente, y tener fe en la plegaria o en la blasfemia, en el albur de un aburrimiento paradisíaco o en la voluptuosidad de condenarnos? ¿Qué nos impediría usar de las virtudes y de los vicios como si fueran ropa limpia, convenir en que el amor no es un narcótico para el uso exclusivo de los imbéciles y ser capaces de pasar junto a la felicidad haciéndonos los distraídos?
El poeta continúa con su afiladísima arenga: “Yo, al menos, en mi simpatía por lo contradictorio ―sinónimo de vida― no renuncio ni a mi derecho de renunciar, y tiro mis Veinte poemas, como una piedra, sonriendo ante la inutilidad de mi gesto”.

La edición facsimilar de Tajamar editores reproduce el tamaño original y los dibujos del poeta en todo su esplendor. Veinte poemas era/es de gran formato: 32 cm de alto y 24 de ancho. “Recuperar estas ilustraciones es, salvando las distancias por supuesto, como la restauración de la Capilla Sixtina: una explosión de color deslumbrante, que nos obliga a leer la obra de nuevo, poniendo en crisis nuestras convicciones previas”, compara Greco.

Girondo sigue la estela de una larga tradición de poetas pintores, como William Blake. “Tal vez sus antecedentes más inmediatos hayan sido las obras de la vanguardia francesa, como la increíble edición de la Prosa del Transiberiano de Blaise Cendrars, que era una sola hoja plegada de dos metros, con ilustraciones de Sonia Delaunay”, conjetura el investigador.

El interés de Girondo por las artes visuales fue permanente; escribió muchas páginas sobre artes plásticas y a lo largo de su vida nunca dejó de pintar. “Hace pocos años, Patricia Artundo organizó en el Museo Xul Solar una exposición muy completa donde se pudo apreciar gran parte de ese trabajo artístico, hasta entonces desconocido ―precisa Greco―. Una de sus obras más interesantes es La mujer etérea. Girondo ya había titulado así otro trabajo muy curioso, cuando en 1933 se hizo una muestra de pinturas y dibujos de escritores en la que expusieron Nicolás Olivari, Alfonsina Storni, Jorge Luis Borges y Raúl González Tuñón. La obra de Girondo, una especie de antecedente del arte conceptual, consistía en una caja cerrada, atada con un piolín, donde se leía la inscripción: ‘Aquí yace la mujer etérea, la del corazón bien plantado...’.”

Ahora que se presenta esta “octava maravilla” resulta oportuno revisar el legado del poeta. Greco afirma que Veinte poemas es “una de las obras centrales de la literatura de vanguardia”. Y agrega que junto a Fervor de Buenos Aires, de Borges, “dio el impulso para que la literatura argentina pegara el salto a la modernidad”.

Borges mismo expresó el cimbronazo que significó ese poeta que se apropiaba de todas las tradiciones, que las mezclaba y las desnaturalizaba hasta insuflarles un sentido estético profundamente innovador. “Es innegable que la eficacia de Oliverio Girondo me asusta... Lo he mirado tan hábil, tan apto para desgajarse de un tranvía en plena largada y para renacer sano y salvo entre una amenaza de klaxon y un apartarse de transeúntes, que me he sentido provinciano junto a él... Girondo es un violento. Mira largamente las cosas y de golpe les tira un manotón. Luego, las estruja, las guarda”.

Greco invita a reflexionar sobre la influencia del autor de Espantapájaros (1933) y En la masmédula (1956) en las nuevas generaciones de lectores. “Es uno de los pocos autores argentinos del siglo pasado que siguen produciendo lectores y nuevas miradas acerca de sus escritos. Pero la admiración de miles de lectores anónimos y silenciosos no se corresponde con el reconocimiento oficial. A diferencia de Borges o Marechal, todavía no tiene una calle con su nombre. Podrían darle ese tramito de Suipacha que no parece Suipacha, entre Libertador y Posadas, donde Girondo vivió más de treinta años”, propone Greco.

Cuatro en Literatura, diez en Dibujo

Oliverio Girondo, dice Martín Greco, era un personaje “muy” particular. “Encontré muchos poemas inéditos o perdidos en diarios y revistas, que nunca se habían recuperado. No hay una biografía de él, aunque sí de la esposa, Norah Lange, con quien formó una pareja de escritores única”. Con Susana Lange, sobrina del poeta, Greco está trabajando en la primera biografía de Girondo. “Ya revisamos una gran cantidad de papeles inéditos y correspondencia, y nunca dejamos de sorprendernos. Entre las cosas que encontramos, gracias a los directivos del ILSE, está el certificado de estudios de Girondo. Y descubrimos un hecho muy significativo, que pondría contentos a sus enemigos, pero que nos ayuda a pensar mejor esta figura del poeta pintor. Durante todos sus estudios, a Girondo le fue mal en lengua y bien en arte. Por ejemplo, en cuarto año, cursado en 1907, se sacó 4 en Literatura y 10 en Dibujo”.


Tomado de Página/12
Tomado de La Ventana