POEMAS EN BLANCO Y NEGRO 
Y LA BIRACIALIDAD POÉTICA EN LEONARDO NÍN. 
 En Poemas en blanco y negro poemario de reciente publicación del 
escritor, poeta y antropólogo dominicano, Leonardo Nín se presentan 
distintos matices a analizar desde el enfoque de la poesía como medio 
étnico en el concepto de identidad. Siempre que se cita el aspecto de la
 negritud en El Caribe hispano erróneamente el tema se reduce a tres 
poetas fundamentales de la poesía caribeña: el puertorriqueño, Luís 
Palés Matos, el dominicano, Manuel del Cabral y el cubano Nicolás 
Guillén, siendo éste último quien vierte sobre el llamado “poema 
negroide” la sustancia política del elemento de denuncia de la situación
 de marginación socio-económica, padecida por los descendientes de los 
antiguos esclavos, sin caer unicamente en el elemento folklórico por la 
condición de mulato de este autor de Sóngoro Cosongo, Motivo de son, 
Poemas Mulatos, entre otros celebrados volúmenes de poesía. 
 Pero
 para entender dónde radica la razón de esta equivoca categorización, 
primero debemos analizar cómo se origina el interés de cierto sector de 
la población blanca por la cultura de la negritud en el continente, a 
principio del siglo XX. El desarrollo socio-económico experimentado por 
la economía norteamericana en los comienzos, de ese siglo dio paso al 
surgimiento de un boom urbano en las grandes ciudades, donde la clase 
media orientó el foco de su interés hacia lo negroide a través de la 
cultura del entretenimiento. Para la población blanca de entonces, lo 
negro  vino a ser un tema exótico, foráneo y extraño; la cultura negra 
fue distorsionada y de forma caricaturezca, representada como algo 
salvaje, supersticioso y desconocido. Desafortunadamente, la cultura del
 espectáculo de entonces, buscaba explotar sin escatimar esfuerzo para 
continuar con el linchamiento, no sólo físico del negro, sino también 
cultural, usando a actores blancos, quienes disfrazados de modo 
grotesco, encarnaban a personajes supuestamente negros, representando en
 sus espectáculos símbolos de la inferioridad de éste. De ahí surge el 
interés por parte de algunos intelectuales blancos, tanto caribeños como
 europeos, por el aspecto lingüístico y por el mundo sincrético cultural
 negroide, aunque aparentemente no motivados por un interés genuino 
desde el punto de vista de la fenomenología cultural del acercamiento 
racial, sino como elemento focal de la premeditada curiosidad de la 
moda. 
 Volviendo a Poemas en blanco y negro, en Nín -a diferencia
 de los poetas de entonces-  la negritud no es una anécdota referente al
 folklor o un adorno del exoticismo caribeño que espejea con lo 
sincrético, sino el rasgo indeleble que lo define como individuo. Como 
tal, su voz toma el rol de sujeto poético enmarcado en un contexto 
geográfico dado a la simbiosis. El Caribe de Nin es una fusión de 
Caribes, vistos de adentro hacia fuera, igual como digera el intelectual
 guadalupeño Ernest Pepin:
 ““Cuando estoy en el Caribe me siento 
en mi casa. Siempre está presente una conciencia de la historia que nos 
atraviesa. Puedo ser haitiano, cubano, jamaicano, porque hay vínculos y 
rasgos comunes que existen también en el plano de las esperanzas.”
  Y es en ese Caribe, a definida cuenta, la mediaisla donde se ambientan
 este manojo de poemas del poeta Leonardo Nín. E ahí donde nos 
encontramos con lo protagónico de su poesía, no en el espacio- tiempo 
definido por la poesía elemento del espectáculo lingüístico de los ya 
consagrados citados anteriormente, sino en el rumbo definido ante la 
distorsión del discurso de raza, que ha prevalecido convirtiéndose en 
una alambrada tendida en torno al tema del negro y su cosmogonía. En 
este libro, nuestro poeta aborda el hecho poético desde el lenguaje de 
la postmodernidad y la transparencia. Aunque respetando la tradición, el
 autor coloca al lector frente a un discurso -no de la reivindicación 
negroide- como muy bien el título de la obra expresa, ya se trata de una
 obra poética mulata, sino a una representación del trayecto 
humano-social del autor en su condición de mulato, enfrentándose a la 
cotidianidad, que cuestiona o rechaza tanto una parte de su identidad 
como el objeto de su creación.En el poema “Bloque en G menor” leemos:
 “Escribir del campo y su magia religiosa es arcaico,”
“ escribir del hombre es tortura.”
“ escribir del hombre es tortura.”
 El sujeto poético se enfrenta al acorralamiento que propicia la 
predisposición temática de un sector del mundo literario dado a marcar 
la tónica del discurso, que ha de prevalecer dentro de la poesía 
contemporánea hispanoamericana. Por otro lado, el yo lírico no se 
amilana ante los golpes silenciosos de quienes mantienen la hoguera 
inquisidora ardiendo y responde:
 ¡Maldito diario!
Cursis testamento de un gris atrapado entre espacio,
tiempo y materia tocando con su lápiz en su caverna un concierto en G menor.”
Cursis testamento de un gris atrapado entre espacio,
tiempo y materia tocando con su lápiz en su caverna un concierto en G menor.”
 En otro verso el poeta manifiesta esa angustia del ser humano 
enfrentado al tormento de la modernidad sintiéndose empujado a oscilar 
entre la mano extendida del concreto y el color monocromo del humo 
urbano cuando en el poema “Atrición en garabatos” canta:
 Ahora, cuando el verso es un nudo en la garganta.
 Y que otro que Derek Walccok puede resumir en uno de sus famosos versos
 la complejidad del discurso poético en cuanto al Caribe donde se 
ambienta este poemario de Leonardo Nín cuando expresa: Nuestra historia es submarina.
 Poemas a blanco y negro, representa la contradición histórica en la 
cual se ha permutado la existencia del mulataje, que ha oscilado entre 
la aceptación y el rechazo patente hasta hoy día. Pero en este libro el 
rechazo al ser mulato se presta para convertirse en una nueva forma de 
critica social, aunque compleja, para comprender lo intrínseco de las 
razas. Es más que suficiente para abordar el fenómeno de la identidad en
 la República Dominicana, país donde nació nuestro autor, pero al igual 
que millones de sus paisanos terminó convirtiéndose en uno más de los  
tantos expatriados que residen en la diáspora dominicana y, como es 
sabido, enfrentándose a diario a la cuestión de una nacionalidad en 
duda. Nacionalida sometida en lo literario al escrutinio de los escribas
 quienes subyugan cualquier texto al patronazgo de los Borges y Lezama 
Lima, entre otros, cuyas obras no guardan ninguna relación con la 
temática negroide o con el mulataje. 
 Por último celebramos la 
publicación de esta obra poética por parte de la editorial salvadoreña, 
Índole Editores, institución interesada en promover el acercamiento 
cultural entre los países centroamericanos y los del Caribe dedicando 
recursos y esfuerzo en la publicación de este excelente libro, el cual 
el tiempo demostrará estaba lo suficiente maduro como para caminar sin 
la argumentación de su autor o el apelativo de sus detractores. En 
última instancia es la obra poética quien determina las pautas y 
tendencias a prevalecer, y en eso Poemas en blanco y negro viene a 
constribuir al fortalecimiento de la poesía dominicana de la diáspora, 
profundizando en las raíces de la tradición poética hispanoamericana 
para insertarle dentro del contexto del discurso abarcador de la 
universalidad que la poesía como género literario representa. 
 Daniel Montoly
01-24-2015
01-24-2015
 
 
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