La paz milagrosa.
Se levantó al llegar otra vez al mismo número de avemarías con sus repectivas glorias, tal como le habían enseñado en el catecismo.
Cerró los ojos. Sus inocentes manitas cubrieron el lugar ofendido. Se sintió sucio mientras miraba al cielo con otros ojos.
Daniel Montoly © 2002
2 comments:
Cerró los ojos. Sus inocentes manitas cubrieron el lugar ofendido.
Cojonudo Daniel cojonudo.
¡Ay los seminales seminarios!
Hace ya un tiempo que lo escribí, estaba enfrascado en publicar mini-relatos y se metió el disco por varios meses, pero luego perdí la onda. Los santos padrecitos, tal vez oraron al altísimo para que perdiera la inspiración, pero quedó este sulfato de su diablura con los niños.
Abrazos. Daniel
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