Incertidumbre
Será que para nosotros
no habrá vuelo de paloma.
Perdóname el miedo:
que la sangre,
adquirirá el cruel color de la mentira
inexplicable.
Entonces todo, será
como un nombre pomposo
olor a defectuosos ganglios
con el sudor de la crudeza
en el vértigo.
Y cada ojo deshabitado
que descanse en algún hombro,
recorrerá el vacío eterno
rumbo al inevitable éxodo.
El tejedor de alfombras
Abortándose en la sombra
el aedo, bebe del sumo de su angustia
como tejedor de alfombras turcas,
las palabras no rehúsan ser las cosas.
Enrostradas por los designios del verbo
se vuelven especimenes del submundo
de las piedras que hablan,
con pobres voces de misterio,
refugiándose en las barbas de Tagore.
Las puertas del
escalofrío.
Las puertas de mi
barrio convergieron una vez alrededor de un escalofrío.
Tensaban sus músculos
rojos, y del fondo retamal de su pereza,
brotaban disfrazados,
los eclipses del espanto.
Ahora nos encontramos
debajo. Justo debajo de las corazonadas de sus goznes. Suenan como galeras de
violines sordos o como un piélago de pájaros
que incendian la calma
peregrina
deformando las pupilas
oculares, en botones erráticos.
Y todo esta remembranza
se transforma,
en una paulatina
costumbre de ser aves, siniestras.
Muchachas con bar al
fondo
Sus pestañas aerodinámicas sobresalen en la
oscuridad de los escaparates. Traspasan diestramente los altercados de los deseos que
imaginariamente poseen sus fuentes de infelicidad -y son felices- las palabras
que alcanzan a sobreponerse ante tal inusual sorpresa. Mirando sus labios
hermosos, perderse en la furiosa luz del accidentado paisaje del nocturno
boulevard.
Evas de la ancestral estirpe, diamante
pulidos por el más viejo oficio frente a los ojos de los hombres que las
contemplan. Madres del mismo fulgor del fuego que abrazamos con las manos
desarraigadas del instintivo origen. Nuestros dedos escalan sus pezones -como
alpinistas eróticos- deseosos de caer al precipicio de sus días.
Ellas son las mujeres pájaros sin plumas. Con
largas piernas de musgo vaporoso. Magdalenas de la apoteosis nocturna, que
esconden en la redondez de sus glúteos, el secreto de las palpitaciones -y en
su silencio- la nomenclatura de la música.
Testamento.
Cuando me haya muerto
permitirle a
Bod Dylan cantar sobre mi sepulcro
con su amplia voz de relámpago viejo
dejar las hierbas cubrir mis letras con
rabia,
porque no quiero hipócritas
no quiero palabras huecas que hablen de mí
en tercera, y falsa persona
tampoco velámenes, ni flores,
porque sólo deseo morir para estar en lo
cierto
y ser una partícula de la noche inmensa.
Autorretrato para la
muerte.
Mi querida imagen, advertirte sumergida y ahogada
en el oscuro fondo sublime, recorrida
como una puta nocturna, sin preámbulos cuadrados
antojadizamente negra como mi sangre,
hiriente y silenciosa, tragándome en tu sibilino óbito
y absorto, en tu cóncavo reflejo, soy ángel
confeso, embriagado con tu sombra.
CIUDAD A FLOTE
La ciudad amaneció suspedida sobre una blanca placenta
mientras, las modorras fecales
de las palomas
trazan grabados rupestres
sobre los ladrillos de la vieja plaza.
Un ser circular usa el móvil de sus inquietudes
para tocar
el fondo
de sus fobias íntimas.
Se destierra, a las oscuras ramificaciones
contiguas al miedo,
tatuándose amapolas grises
con viejas señales de humo.
Se transforma en la miscelánea de taxis:
Cuervos amarillos
que picotean su mortaja ósea,
sobre
la ingravidez de la nieve.
(IV)
Sentir en el aire los rezos constantes de los muertos
como evidencias de su angustia.
Volver a la extensa matriz del polvo
roto el himen de la ingenuidad,
expulsado de la luz, ángeles fieros
y sin rumbo.
Caer destemplado al polvo
mirar al final la fosa abierta
futuro cántaro para las lágrimas
del crematorio.
Daniel Montoly©
Daniel Montoly (Montecristi, República Dominicana, 1968) estudiante de
la carrera de derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Fue
finalista en el concurso de poesía Latin
Poets for Humanity, ganador del concurso de
poesía de la revista Niedenrgasse y del "Editor's Choice Award" de The Internacional Poets Society. Ha publicado en el
Primer Volumen de Colección Sensibilidades (España, Alternativa Editorial), Maestros desconocidos de la poesía contemporánea
hispanoamericana (USA, Ediciones El
Salvaje Refinado), Antología de jóvenes
poetas latinoamericanos
(Uruguay, Abrace Editores) y en Jóvenes
poetas cantan a la paz
(Sydney, Australia, Casa Latinoamericana). El Verbo Decenrrejado (Apostrophes Ediciones, Santiago de Chile) Antología de Nueva Poesía Hispanoamericana (Editorial Lord Byron, Lima, Perú) y en la antología
norteamericana: A Generation Defining
Itself- In Our Onw Words
(AMW Enterprises, North Carolina). Algunos de sus poemas han sido traducidos al
rumano, portugués, inglés y alemán. Colabora activamente con diversas
publicaciones literarias y dirige el blog El Wrong
Side, dedicado a la difusión de la literatura hispanoamericana.
Nota del autor del blog: Las obras visuales que liustran esta muestra de poemas son del artista Fracias Bacon y rpvienen de diversas fuentes del Internet.
2 comments:
Digo , como un mortal ( que no lo es) puede escribir tan bello??
Querida Amelia:
Yo creo que eres muy bondadosa con tus palabras, lo que me dice que tu corazón, no es un órgano sino un huerto de hermosas flores. Mi amiga poeta, agradecido de ver tus palabras en mi sanatorio mental. Estamos buscando pacientes…te atrevería a convertirte en mi doctora?
Un beso.
Danny
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